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   UNA EXPERIENCIA ÚNICA
  Bar la Conquista - un encuentro con la historia...

Su propietario, Francisco de Toro Tagle, comienza la restauración de esta casa en el año del Bicentenario de la Independencia de Chile (2010) y rinde homenaje con el Bar La Conquista a su antepasado el Conde de la Conquista, Mateo de Toro y Zambrano quien fuera el Presidente del primer gobierno autónomo de Chile el 18 de Septiembre de 1810, día en que se celebra nuestra Fiesta Nacional.

Ambientado con antiguos muebles de familia, confortable, sobrio y acogedor, el Bar La Conquista invita a la buena conversación y al relajo del final del día.

Aquí se guardan varios secretos, entre otros el del imperdible “pisco sour” y abre sus puertas a partir de las 19:30 horas. Catas de nuestros vinos con un experto sommelier son posibles reservando con anticipación.

 

El Lounge

Mundo a parte es el Lounge de Patio Yungay, el que con una decoración minimalista y materiales en bruto, son solo sus luces cuales luciérnagas de la noche las que crean el ambiente de este espacio en que se dan cita privada y exclusiva los más sofisticados eventos de la noche santiaguina.

“Empecé este proyecto el año del devastador terremoto de Febrero del 2010 y no con muy buen ánimo debido al desastre nacional y a la destrucción de nuestra antigua casa familiar (monumento histórico) de Hacienda Alhué y quise entonces demostrar que con muy poco y solo con materiales comunes se podía crear un lugar mágico y único…y lo logré”, cuenta su propietario.

 

Solo con reservas se realizan en este lugar cenas privadas, celebraciones, inauguraciones etc. con una oferta gastronómica inigualable propuesta por nuestro chef Stephan Bonnet en forma exclusiva para el Lounge de Patio Yungay

Nuestra Cocina en Patio Yungay

“No hay amor más sincero que el amor a la comida” decía George Bernard Shaw y es justamente con mucho amor que cocinamos para Ud. porque además, la cocina nos nace del alma.

Francisco nos describe su cocina como “gourmande” (golosa), sabrosa, intuitiva y generosa. La inspiración de los Menú nacen cada día o cada noche según nuestros frescos productos de mercado y también pequeños antojos.

Para nuestra cena familiar de esta última Navidad, por ejemplo, me inspiré un poco con lo que tenía y dejando el tradicional pavo para el día 25.

En nuestro pequeño patio iluminado solo por cálidas velas, un fresco Champagne Brut le daba la bienvenida a la familia acompañado por brochettes de dulces y aromáticos melones envueltos en finas lonjas de jamón serrano. Luego, impacientes todos, pasamos a sentarnos al Lounge en que contrastaban con su ecléctica y moderna decoración los platos de porcelana inglesa y las rojas copas de cristal.

De entrada, sorprendí con el famoso plato peruano “la causa limeña” con todos sus ingredientes autóctonos comprados directamente a nuestros vecinos peruanos, rellena con ave y camarón del Ecuador y los “mil” ingredientes de esta histórica receta. Una delicia para el verano y modestia aparte, la mejor que he comido.

De fondo, lo que me había traído mi padre del campo: una liebre que la cociné por largas 3 horas en un buen merlot y abundante tocino, champiñones y aceitunas del norte, que quedó impresionante y que fue devorada hasta por los más escépticos.

Para dar en el gusto a mi madre, un par de patos de campo criados solo con granos y hierbas silvestres, horneados con maduros damascos y nísperos los que le daban la acidez que buscaba logrando además un perfecto equilibrio del agridulce… y todo acompañado con un suave arroz al cilantro. No quedó nada !
A estas alturas e imaginando que los apetitos ya habían partido, no quedaba más que recordar a Grimod de la Reyniere, el que sabiamente decía : “el postre tiene que ser espectacular, porque llega cuando el gourmet ya no tiene hambre” y entonces… ”nace” y hace su entrada triunfal , la Torta Patio Yungay.

Voluptuosa y casi grotesca, me hacia recordar a Madame de Pompadour. Con posibilidad de infinitos ingredientes pero que para esta ocasión escogí los frutos rojos como frutillas, frambuesas y arándanos los que desbordaban la fuente y que perdidos en grandes cantidades de fresca crema chantilly y blanco merengue, se refrescaban en su interior en un cremoso y envolvente helado de chirimoya…….y todo “montado” solo 5 minutos antes de ser presentada a la corte, voilà le secret ! En solo instantes, este maravilloso postre formaba parte ya de un dulce recuerdo.

Bueno, esta es una pequeña muestra de lo que puede ser nuestra cocina del alma y del corazón.